viernes, 18 de febrero de 2011

EL ESTRÉS

Desafortunadamente, cada vez son más frecuentes los casos de jóvenes estresados. Los adolescentes suelen experimentar estrés al igual que los adultos y más aun cuando están desprovistos de recursos para enfrentar situaciones que pueden resultar adversas.
Las presiones que viven por las exigencias de la vida cotidiana, en una cultura posmoderna que prioriza el tener más que el ser, someten a los jóvenes a niveles de estrés que en ocasiones resultan preocupantes y que generan momentos de mucho sufrimiento.
Las razones pueden ser múltiples, el salto de la niñez a la adolescencia ya es por sí mismo un hecho estresante, recordemos que el mismo nombre que se le da a esta etapa de la vida viene de adolescer. Considerada como un período de transición entre la niñez y la adultez está provista de múltiples cambios y transformaciones que llevan al joven a alcanzar su identidad adulta.
Es una etapa de transición que resulta difícil y compleja, tanto para hijos como para padres. El cambio se da en muchos aspectos; los más notorios son los físicos, sociales y psicológicos.
La adolescencia es considerada un período de crisis en el cual adquieren especial preponderancia: la pérdida del cuerpo infantil y la adquisición del cuerpo adulto, el fin del vínculo de dependencia con los padres de la infancia y el inicio de relaciones donde es primordial la autonomía personal, elaboración de duelos, ya sea por los padres de la infancia, por el cuerpo y rol infantil, el logro de una escala de valores propia, y la búsqueda de identificación con el grupo de pares.
El adolescente transcurre por un período en el cual su identidad infantil que aparecía como “certeza” ahora comienza a ser cuestionada. Igualmente, la mutación del cuerpo de niño en el de un adulto no se produce según parámetros de armonía y uniformidad, lo cual genera una hipersensibilización y preocupación por su apariencia física que ocasiona malestar y ansiedad.

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